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lunes, 12 de noviembre de 2018

Incertidumbre

El pasado es borroso y el futuro incierto, ¿acaso hay lugar para el presente? Los pies tambalean, y con los brazos intentas afianzarte en algo que aún está muy lejano. Tomas un poco de aire, intentas no caer, pero de todas formas lo haces. Te levantas de nuevo, escalas, crees crear un nuevo escalón que te dará tranquilidad, algo de certeza, aun así, todo continúa oscilando entre alegrías y arrepentimientos.

Duermes, la ilusión de realidad se derrumba, no más tú o ellos, sólo un silencio taciturno.

Se acumulan papeles con grados impresos, fotografías, canciones impregnadas de recuerdos, pero el sentir se desvanece con facilidad. Seguir las estrellas o apegarse a la realidad terminan en el mismo destino.

martes, 31 de mayo de 2016

Seres eternos


A veces la zozobra se acerca lentamente, tan sigilosa que ni si quiera la escuchas venir. Simplemente te das cuenta de su presencia en el momento que posa sus brazos sobre ti y te abraza con ternura. Ella no busca dañarte, pero igual te asfixia, le pone cadenas pesadas a tu alma y la pesadumbre acompaña tus pasos nuevamente.

Esa zozobra tiene rostro. Sus rasgos son los de aquellos que dejaron atrás su forma original, los que han regresado a la tierra y se han fundido con el universo.

Ella nunca desaparece. Se esconde bajo tu almohada, en las sombras, detrás de una sonrisa, entre notas musicales y en las palabras nunca dichas. Antes de ser ahogada por el polvo del abandono, emerge con fortaleza y sacude el sentir que creías olvidado.

Crea fantasmas, crea seres eternos.

viernes, 5 de julio de 2013

Padre

El está condenado a la miseria. El mismo se dicta tal sentencia al dar como excusa los actos de los demás como constructores de su presente. 

El no escucha, no mira. Uno sólo es capaz de ver como coloca la hoz en su cuello, rebanando lentamente y dejando que la sangre fluya tal como su amargura.   

domingo, 9 de octubre de 2011

11:06 p.m


Obscuridad y silencio total. Algo estaba mal, fue capaz de advertir al instante que salió de aquel íntimo y acogedor lugar.

Podía sentir un dolor abrumador en su estomago, algo ahí le escocía. No podía moverse, sus gemidos de angustia y aflicción no paraban. Su consuelo, pero al mismo tiempo su ansiedad, provenían de aquel calor que podía percibir a lo lejos, el calor corporal de su madre.  Antes de si quiera tener la oportunidad de que su dolor fuera apaciguado por una caricia fue tomado por una mano áspera; desesperación aunado a dolor dio resultado de aquella acción.

El  calor y la aspereza desaparecieron, remplazándolos la sensación de frio y suavidad del plástico. De improvisto el ambiente cambio, ahora era capaz de sentir a través del plástico repentinas corrientes de frio que después fueron acompañadas de la frigidez del metal. A su crío cuerpo se le multiplicó el dolor, sus gemidos se intensificaron.  

Buscaba consuelo, buscaba salvación; aun cuando si quiera era capaz de razonar esas dos palabras.  

La noche transcurrió lentamente haciéndose venidera la madrugada, la calle se encontraba completamente desierta. Sus intestinos que se encontraban externamente fueron carcomidos cada vez más rápido por las bacterias, que simultáneamente se expandían a los demás órganos de su cuerpo.  Dejó de sollozar, su ritmo cardiaco que ya era casi nulo se paro completamente.   


El frio de su cuerpo se extendió de forma parcial, el dolor desapareció.