El ídolo perfecto son los ideales, las simples palabras. Darle tal título a otro ser humano es una carga, para quien lo otorga como para quien lo recibe.
Quien recibe tal título es bombardeado con expectativas, se le da una apariencia de perfección y se espera de el una moral intacta, olvidándose por completo que también la imperfección y corrupción son parte de su ser. La persona que crea su héroe en otro tiende a desmoronarse cuando la pantalla de adjetivos virtuosos se esfuma y logra ver los "demonios" que también conforman al ser al cual tanta admiración tiene.
No hay héroes ni villanos, sólo hay humanos.
... solo hay humanos...
ResponderEliminar... pero cada humano tiene dentro a un Dios...