Niebla

Niebla espesa me abraza,
ahoga la luz,
regresan las tinieblas.

¿Cuándo desaparecerá?
¿A dónde llegaré?

Entrelazo mis manos,
siento las argollas en mis dedos,
cierro los ojos y dejo al aire entrar.

Cada respiración una pequeña ancla
un hechizo contra la infausta incertidumbre. 

Pequeñas cosas

Escuchar la sinfonía de la lluvia mientras danza en la penumbra.

Sentir el viento fresco acariciar la piel y rebosar los pulmones.

Observar a una flor solitaria en el páramo, exponiendo sus pétalos sin tapujos.

Oler el sutil aroma de agua corriendo por el río y los árboles que le abrazan.

Saborear una taza de té caliente, lentamente y viviendo en el presente.

Desaparecer

Desaparecer, ese es mi miedo. No ante la realidad, sino, ante la complacencia. Desdibujarme y ser compuesta por fragmentos incoloros. Frágiles. 

¿Pero cuál es realmente la diferencia entre la empatía y la tiranía propia? ¿Cómo discernir entre los diferentes matices en un mundo en metamorfosis?

Tal vez la respuesta se encuentre en el error. En la reflexión arropada en el silencio y las letras. O tal vez… no exista respuesta.