Sonreí intentando calmar aquello que en mi interior quería soltarse como si
un remolino fuese. Bajé del andén e inmediatamente volteé hacia ti, pues quería
saber si tu mirada estaba en mi, nuevamente esbocé una sonrisa para aparentar
que todo estaba bien y con mi mano un adiós casual realicé. En cuanto regrese
mi rostro lejos de una mirada imaginaria, pues las puertas del andén se acababan de cerrar, la careta se fracturó y una expresión
de dureza se marcó en mi rostro tratando de contener aquello que no quería
fuera visto.
Entre objetos capaces de ser catalogados como carentes de
valor mis memorias habitan, tú esencia esta impregnada en ellos con una singularidad que si quiera yo comprendo.
domingo, 4 de diciembre de 2011
Deseo
quererte pero la ansiedad puede mentir.
¿Hasta dónde llegara mi arrogancia sin fundamentos?
Miro más
arriba de a lo que tengo derecho. Tropiezo y caigo por no tener la vista hacia el frente.
Miro más abajo de lo que debo. Choco y caigo por no ver el muro frente a mi.