Una mujer de la tercera edad caminaba con cara amarga bajo
la lluvia. La gente siguió su camino, incluyéndome, bajo la seguridad de un
paraguas. Recordé la fácil tendencia de la naturaleza humana de no sacrificar
su propia comodidad.
jueves, 20 de septiembre de 2012
Un día lluvioso.
De música, las gotas de lluvia chocando contra el paraguas;
de bailarín, la brisa tomando reinado entre las personas; de iluminación, una
luz opaca atravesando las nubes grises cargadas de llanto. Una puesta en escena
saturada de pasividad y melancolía, pero aun así marcada con cierto
romanticismo para el solitario.
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